Rodolfo Guzmán Huerta debutó en los
cuadriláteros en 1934, pero su leyenda comenzó a
tejerse el 26 de julio de 1942 en la legendaria Arena México.
Aquella noche el robusto luchador -quien a lo largo de los
años hizo carrera bajo los nombres de Hombre Rojo,
Enmascarado, Murciélago II y Demonio Negro, entre
otros- estrenaba una flamante personalidad debajo de una brillante
máscara plateada. Había nacido Santo, el Enmascarado
de Plata.
La leyenda de Santo nunca fue producto de la casualidad. Su
tenacidad y versatilidad en el ring le valieron el respeto de sus
contrincantes y la admiración del respetable público
que noche a noche llenaba los coliseos en donde el Enmascarado de
Plata daba cuenta de sus temibles rivales. Fue rudo y
técnico pero, ante todo, fue un peleador honesto que no tuvo
que recurrir a trucos ni escándalos para acrecentar su
merecida fama.
De los cuadriláteros a las pantallas, la ruta que
siguió Santo para convertirse en ídolo del cine
mexicano lo condujo primero al mundo del comic. Gracias a la
inventiva del dibujante y editor José Guadalupe Cruz,
Santo fue el primer personaje fantástico de la
literatura popular mexicana y uno de los más queridos, junto
al legendario Kalimán.
El Enmascarado de Plata debió debutar en el cine en 1952. En aquel
año, la popularidad de la lucha libre en México iba en
aumento gracias a las primitivas transmisiones de este
deporte-espectáculo por la televisión. Al mismo tiempo,
las historietas protagonizadas por Santo, el Enmascarado de Plata -impresas en aquel inolvidable papel color sepia-
invadían los puestos de revistas de todo el país y
vendían miles de ejemplares cada semana. Pocos años
después, el tiraje de las aventuras de Santo
llegaría a más de un millón de revistas
semanales.
El 14 de enero de 1952 comenzó el
rodaje de la primera cinta mexicana ambientada en los
cuadriláteros: La bestia
magnífica (Lucha libre),
melodrama del director Chano Urueta, protagonizado por Crox Alvarado,
Wolf
Ruvinskis y Miroslava. Ese mismo año se filmaron tres
películas más sobre la lucha libre: El luchador fenómeno, comedia de Fernando Cortés protagonizada por
Resortes; Huracán
Ramírez, de Joselito
Rodríguez, con David
Silva como el luchador enmascarado;
y El Enmascarado de
Plata, serie de episodios dirigida
por René Cardona y escrita por Ramón Obón y
José G. Cruz, este último el ya mencionado creador de
la famosa historieta protagonizada por el Santo.
Debido a circunstancias poco precisas,
Santo no fue el protagonista de El Enmascarado de Plata y su personaje fue interpretado por el
también famoso luchador El
Médico Asesino. De las cuatro
películas mencionadas, El
Enmascarado de Plata fue la que
sentó las bases para el desarrollo del género de
luchadores en el cine mexicano. Con sus rostros ocultos detrás
de máscaras, los protagonistas de las cintas de luchadores se
convirtieron en campeones de la justicia, al más puro estilo
de algunos super-héroes de los comics
norteamericanos como El Fantasma (The
Phantom), personaje enmascarado que
luchaba infatigablemente contra el mal, creado por Lee Falk en la
década de los treinta.
En sus aventuras, los enmascarados se
enfrentaron por igual a psicópatas asesinos que a monstruos
del espacio, maléficas hechiceras, gángsters
internacionales, mujeres-vampiro, momias sedientas de venganza,
científicos enloquecidos o contra todos a la vez, siempre
buscando el triunfo de la ley y la justicia.
El anhelado debut cinematográfico de Santo
ocurrió en 1958 con dos películas filmadas en Cuba y producidas
por los hermanos Rodríguez: Santo contra el cerebro del mal y
Santo contra hombres infernales. A pesar de la inmensa popularidad del
personaje, los productores aún no creían que pudiese convertirse
en un imán de taquilla, por lo que la realización de ambas cintas
denota un enorme descuido y grandes dosis de improvisación. Como mera
curiosidad, cabe señalar que el rodaje culminó un día antes
de que Fidel Castro entrara en La Habana y declarase el triunfo de la Revolución.
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